¿Qué es el Implante Coclear (IC)?
Un 25 de febrero de 1957, dos franceses, André Djourno y Charles Eyries estimulaban eléctricamente las fibras nerviosas auditivas, creando el Implante Coclear (IC). Esta sería “…La primera prótesis electrónica exitosa en poder sustituir funcionalmente un órgano de los sentidos como la cóclea”. (Suárez, Suárez y Rosales, 2005: 5) devolviendo información auditiva a la persona sorda postlingual2 personas nacidas oyentes que habían quedado sordas.
Este dispositivo fue el gran invento que revolucionó a la ciencia y dio posibilidades de acceso a la escucha de personas que eran oyentes y habían quedado sordas por diversos motivos.
Pasaron los años y el Implante Coclear fue modificando su población objetivo, llegando a implantar a niños/as nacidos sordos/as, disminuyendo cada vez más la edad. Esta población sorda implantada y las distintas posturas acerca de este mecanismo por parte de la misma Comunidad Sorda, es lo que se quiere analizar, debatir y mostrar.
No se está cuestionando la existencia del Implante, sino que se quiere problematizar su uso como una solución mágica al “problema” que desde el mundo oyente se plantea tienen las personas sordas prelinguales al no escuchar y usar otra lengua no legitimada por el mundo oyente, como es el caso de la lengua de señas.
Luego de la realización del Implante Coclear, la persona sorda sigue un largo proceso de rehabilitación en la que se incluyen diversas técnicas y métodos que deben cumplirse, dentro de estos métodos esta la educación meramente oralista, dejando de lado la lengua materna de la población sorda, porque recordemos que, aunque se efectúen implantes a niños/as nacidos sordos, estas personas siguen siendo personas sordas con una lengua materna3 que es la Lengua de Señas.
- 1- Se le llama persona sorda prelingual a quienes nunca tuvieron contacto con la lengua oral ya que nacieron sordos.
- 2- las personas sordas postlinguales son aquellas que habiendo adquirido la lengua fónica luego quedaron sordas.
- 3-La lengua materna “hace referencia al primer idioma que aprenderá y desarrollará un individuo nacido en cierto lugar. Básicamente, se adquiere por medio de la interacción con el medio que lo rodea”.
La “normalización” de las personas sordas
En la búsqueda permanente de que la persona sorda escuche y hable, es decir, transformarlo en oyente, es que se llevan adelante estas prácticas pensando en que se llegue a una “normalidad” estipulada desde lo hegemónico. Se trata muchas veces de la negación de sus características propias, de su condición de persona sorda y con ello de la negación de sus identidades como tales, por parte de la sociedad en su conjunto.
Si se piensa en la Discapacidad ampliamente se puede visualizar que esta ha sido puesta en el cajón de la “anormalidad” es que se ha generado una mitificación en torno a la misma. Respecto a ello, Míguez afirma: “La discapacidad en su construcción social ha estado atravesada en su devenir histórico por la mitificación que de ésta se ha ido construyendo.” (2009: 75)
Respecto a estos “mitos” generados en la producción social de la discapacidad es que han surgido también “mitos” sobre la “normalización” de las personas con alguna deficiencia y ubicada en situación de discapacidad, asegurando su perfección respecto de funciones adjudicadas a un cuerpo “normal”.
Un ejemplo claro de ello es considerar a las personas en situación de discapacidad como incapaces de…, incapaces de estudiar, trabajar, vivir plenamente sus cotidianeidades y gozar plenamente de sus derechos.
Es decir que, bajo los parámetros construidos en la modernidad, principalmente por la ideología dominante, no sólo se reproduce el mito de una homogeneización de la sociedad, sino que además como parte de una misma lógica, participa también la mitología en la que degenera el exceso de fe en la ciencia, herramienta ésta que se espera corrija los “desvíos”.
Retomando los planteos de Adorno y Horkheimer (1997), podría afirmarse aquí que tal mitología se encuentra mediando algunos aspectos que refieren a la deficiencia auditiva. Así, por la primacía de una perspectiva fuertemente medicalizada y que se autoproclama como “vanguardista”, se ha desprestigiado a la Sordera vista desde la ciencia como un atraso, como una barbarie a ser superada, recayendo en este sentido en una nueva barbarie, en una nueva mitología que, por un exceso de fe en la ciencia, hace de cada persona sorda un “candidato” a la corrección.
Lo principal es mostrar ante el resto un cuerpo sin marcas, sin “defectos”; solucionar la mirada constante del conjunto social en el sujeto en situación de discapacidad. Ninguna discapacidad se queda afuera de ello, menos aquellas que son invisibles, y que recién se hacen visibles cuando se interactúa con quien la vive.
Un ejemplo claro de ello es la deficiencia auditiva. No se nota hasta que la persona oyente intente entablar un diálogo y se perciba que el código de comunicación es otro, ya que hablan distintas lenguas: la Lengua de Señas (lengua natural de la persona sorda) y Lengua Oral (lengua natural del oyente).
El Implante Coclear como “solución” a la sordera
Ante esta diferencia percibida y en la búsqueda por homogeneizar a la sociedad, es que surgen “alternativas”, “soluciones” al supuesto “problema” de la sordera. El Implante Coclear y la posterior Oralización de la persona sorda, forman parte de este conjunto de “mitos” y de mecanismos que permiten en algunos casos mejorar la calidad de vida de las personas sordas postlinguales (por ejemplo, cuando tuvo un accidente y perdió la audición, o cuando la vejez hizo que fuera perdiendo este sentido), pero en muchos casos empeorarla (por ejemplo, en niños/as que han nacido sordos, o que son sordos desde muy pequeños, antes de la adquisición del habla).
Los cuestionamientos que surgen a partir de esto son los siguientes: ¿Qué sucede cuando la persona es sorda profunda o hipoacúsica de nacimiento?, ¿fue esta la población objetivo inicial del IC?, ¿con que objetivos se extiende el IC a la población sorda profunda?
Otro punto a considerar es la necesidad que se tiene como seres humanos de contar con una lengua materna, en el caso de las personas sordas es la Lengua de Señas, considerándose importante que las personas sordas la aprendan como primera lengua, de allí en más pudiendo aprender la lengua oral conformándose en seres bilingües, ya que además cabe mencionar que las personas sordas nacen en el seno de familias oyentes en su mayoría.
Pero en el proceso de rehabilitación del IC se deja de lado a la lengua materna y se enseña directamente la Lengua Oral creyendo además que si aprenden la Lengua de Señas no aprenderá la Lengua Oral, otro dato que es considerado un mito, ya que está comprobado lo opuesto, las personas estimuladas y en procesos de aprendizaje de su lengua materna aprenderán con mayor facilidad otras lenguas. En el caso de las personas sordas se puede dar un bilingüismo en ese orden, Lengua de señas primero.
La Sordera como Cultura
Se visualiza a la persona sorda desde la “falta” de audición, desconociendo a la comunidad sorda, a la identidad sorda y su lengua. Las ventajas y desventajas de estas nuevas formas de normalización pueden ser vistas de modos diversos si se le pregunta al médico que realiza el IC, al fonoaudiólogo que aplica las técnicas para la oralización, a la familia oyente de la persona sorda que accede a este tipo de tratamientos; o si se le pregunta a la propia persona sorda, o a su comunidad. Se trata aquí de poder visualizar la Sordera más allá del paradigma médico, entender la Sordera con “S” mayúscula; es decir, viendo su carácter social y cultural, viendo a las personas sordas en su cotidianeidad, en la relación que tienen con su comunidad y con el resto del conjunto social.
La Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad de las Naciones Unidas (2006: 2) entiende a la discapacidad como: “…un concepto que evoluciona y que resulta de la interacción entre las personas con deficiencias y las barreras debidas a la actitud y al entorno que evitan su participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones con las demás”.
Esta construcción social de la discapacidad puede verse notoriamente en lo que respecta a la temática central de este trabajo, específicamente en lo referido a la discapacidad auditiva, ya que la persona sorda tiene una discapacidad en la medida que su entorno no le da los medios para comunicarse mediante su propia lengua natural, el entorno que rodea a la persona sorda es construido para oyentes. En suma, la persona sorda tiene una discapacidad con respecto a la lengua oral; la sordera, como discapacidad, es no poder ingresar al mundo de los oyentes desde el lugar de la lengua.
De aquí en más es importante visualizar propuestas que pueden ser interesantes a la hora de pensar en una real inclusión de esta población en la sociedad y que no son necesariamente el IC, ¿Cómo cuáles? Universalización de la Lengua de Señas por ejemplo y/o considerando una real promoción de una educación bilingüe para las personas sordas en general. Ello implica múltiples movimientos de todos y todas, respetando la situación del otro/a, en este caso, su comunidad, la lengua que les permite comunicarse y generar un proceso identitario singular y colectivo, teniendo en cuenta que se puedan satisfacer las necesidades de todos/as y de cada uno/a, reconociendo las singularidades, donde ser persona sorda no sea un obstáculo para el logro de una real participación social e igualdad de oportunidades.
Bibliografía:
- Convención de los Derechos de las personas con Discapacidad de las Naciones Unidas. 2006.
- Horheimer y Adorno. “Dialéctica de la Ilustración”. Ed. Trotta. Madrid, España. 1997.
- Míguez, M.N. “Construcción social de la discapacidad”. Ed. Trilce. Montevideo, Uruguay.2009.
- Suárez. A, Suárez. H y Rosales. B. “Hipoacusia en niños”. Arch. Pediatr. Urug. [online]. dic. 2005, vol.79, no.4 [citado 12 Enero 2010], p.315-319. Disponible en scielo.edu.uy: Revisado en 2010.
- ¿Qué es Lengua Materna? » Su Definición y Significado [2021] (conceptodefinicion.de) consulta febrero 2021.
Sobre la autora:
Baylena Escudero es Licenciada en Trabajo Social egresada de la Universidad de la República e idónea en Lengua de Señas Uruguaya. Trabaja como encargada de Sensibilización e Inclusión en la Fundación Bensadoun Laurent y es autora de la tesis de grado “El Implante Coclear y la Oralización – Paradojas de la Normalización”, 2010.