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Discapacidad y Tecnología: La brecha digital, el empleo y las personas en situación de discapacidad

La brecha digital es la desigualdad en el acceso a Internet y a las tecnologías TIC (Tecnologías de la Información y Comunicaciones) en el mundo. Si bien se dice que vivimos en un mundo conectado, la realidad es que la digitalización y el acceso a las TIC es muy irregular a nivel mundial y hacia distintas personas. ¿Qué es la Brecha Digital y cómo reducirla? Marzo 2021. Universia.

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Diferentes personas pueden quedar rezagadas del acceso a las tecnologías de la información, pero, en términos generales, suelen ser personas de contextos vulnerados, que enfrentan múltiples barreras basadas en prejuicios y desconocimiento. Personas que no tuvieron ni tienen acceso a computadoras, internet o a la formación adecuada. 

Si bien en Uruguay hay un uso extendido de Internet, pues 9 de cada 10 personas son usuarias de internet, el 10% de la población restante, que se reparte mayormente entre personas con menor nivel educativo y personas mayores, enfrentan aún más esta brecha.

Las personas con menos nivel educativo tienen “un uso menor, menos diverso, menos sofisticado y menos crítico” de internet que las de mayor nivel educativo. III edición de la jornada de ciudadanías digitales. AGESIC.

Las personas en situación de discapacidad en el centro

Dentro de este contexto poblacional se encuentran las personas en situación de discapacidad.

De acuerdo con un informe del Banco Mundial, las personas en situaciones de discapacidad severas “suelen vivir en hogares pobres o de ingreso medio-bajo, alcanzan menos años de educación y habitan viviendas de calidad inferior y/o en hacinamiento, comparados con la población en general. La exclusión de personas con discapacidad afecta no solamente a ellos, sino también a los otros miembros del hogar al que pertenecen, quienes suelen tener menor nivel de empleo y educación.”

Un informe reciente de la Fundación Adecco indicaba también que, mientras un 80% de la población adulta tiene un smartphone (teléfono inteligente), este porcentaje se reduce al 58% en el caso de las personas en situación de discapacidad. Se estima que, en otras regiones, la brecha pueda ser aún mayor.

¿Por qué ocurre esto?

El acceso a la tecnología ha ido evolucionando para ser adoptado por más personas cada año. Sin embargo, la accesibilidad a las tecnologías, para que personas con diferentes necesidades pudieran utilizarlos, no siempre fue considerada de la misma forma.

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Entre los años 2001 y 2002, surgieron los estándares de accesibilidad la W3C conocidos como Web Contents Accessibility Guidelines (WCAG), que servían de guía universal para que los sitios web fuesen accesibles a la mayor cantidad de personas. Su implementación quedaba a criterio de los desarrolladores.

Si bien hoy en día la adopción de estos estándares es un requisito obligatorio para distintas tecnologías en muchos países, su implementación no había ido a la par con la tecnología en general, por lo que muchas personas aún enfrentan esta brecha digital.

Uruguay y la brecha digital

Actualmente el estado uruguayo está implementando la Estrategia de Ciudadanía Digital para reducir la brecha digital a través de la Agencia de Gobierno Electrónico y Sociedad de la Información y del Conocimiento (AGESIC).

Este año la Fundación Bensadoun Laurent ingresó al grupo de trabajo e hizo aportes a la estrategia para aportar una mirada desde la discapacidad, que “enriqueció la definición de las perspectivas transversales de abordaje de la Ciudadanía Digital para América Latina”, según indica AGESIC en su portal web informativo.

En el documento se puso hincapié en la necesidad de incorporar conceptos como “Accesibilidad Universal” y “Ajustes Razonables” a la perspectiva de inclusión social. A la vez, se incorporó la categoría de discapacidad como un tipo de desigualdad más, que actúa de forma articulada con los derechos vinculados con migración, género, desigualdad económica y educativa.

Una canasta básica digital

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) propuso recientemente que los países miembros entreguen una canasta básica digital para garantizar y universalizar la conectividad digital y enfrentar los impactos provocados por la pandemia del coronavirus.

Esta canasta estaría integrada por un computador portátil, un teléfono inteligente, una tableta y un plan de conexión para los hogares no conectados y tendría un costo anual inferior al 1 % del Producto Interno Bruto (PIB) en promedio regional.

La brecha digital aleja del empleo a las personas que están en riesgo de exclusión. Disponer de un dispositivo electrónico y conexión a internet, hoy día, es indispensable para participar activamente en el mundo laboral o educativo. Este proceso se ha acelerado y acentuado aún más con la pandemia por el COVID 19.

Por este motivo, se hace necesario que los estados, las organizaciones de la sociedad civil y las empresas generadoras de puestos de trabajo, fomenten acciones para reducir la brecha digital.

El entorno digital es una de las puertas de entrada para cambiar la concepción de la discapacidad¡Promovamos espacios más inclusivos!