El Día de los trabajadores y trabajadoras es atípico este año. Por primera vez se sustituyen las marchas y actos públicos por los tapabocas y el confinamiento.
Para los trabajadores y trabajadoras en situación de discapacidad, en particular, se ponen de relieve grandes dificultades.
Muchas de las personas del colectivo -por ser población de riesgo ante la pandemia- se han visto forzadas a tomar licencias médicas, mientras otras han visto alterada su dinámica en casa por la reducción de horarios o el teletrabajo, envío al seguro de paro total o suspensión de sus actividades.
No ajenos a esta realidad, desde la Fundación conversamos con diversos trabajadores y trabajadoras en situación de discapacidad para conocer cómo viven la pandemia y cómo ven el futuro laboral.
Trabajo Informal
Adriana es usuaria de bastones canadienses. Trabaja haciendo feria en Sayago, Peñarol y Colón. Vende condimentos. Su dinámica cambió con el inicio de las medidas sanitarias. “Se están tomando más precauciones y manteniendo la distancia. Hay días que viene mucha menos gente (…) Además, yo vendo condimentos, pero sé que la gente precisa más una fruta o una verdura ante una situación como esta, lo cual es lógico y entendible”
Paréntesis. Las personas que trabajan informalmente están en una situación más compleja, que se acentúa más cuando se está en situación de discapacidad, ya que hay más dificultades en el acceso a la alimentación y productos de higiene, tanto por lo económico como por el traslado, por lo que muchos dependen de canastas.
Respecto a la búsqueda de empleo, una tarea en la que estaba encaminada mucho antes de que comenzase la emergencia sanitaria, comenta que prefiere esperar. “Hay que tomarse la situación paso a paso. No sé qué es lo que va a pasar. Estoy anotada en varios lados. Y he metido currículos en diferentes lugares, pero no me quiero enloquecer en la búsqueda de un trabajo fijo. Por ahora me manejo con mi situación actual”.
Trabajando sin parar
Emanuel es un trabajador sordo que no ha parado desde que inició la cuarentena. Trabaja en el área de limpieza y mantenimiento en un mercado que distribuye alimentos dentro y fuera del país.
Comenta que la actividad ha cambiado mucho desde el inicio de la pandemia. “Se están tomando muchas medidas de seguridad y cuidado. Antes de marcar la entrada en la empresa, nos toman la temperatura a todos para saber si estamos en condiciones de trabajar. Esto también lo hacen a lo largo del día. También es obligatorio el uso de tapabocas y guantes, incluso en los vestuarios y en los baños. Y si tenés anillos o cadenas, te hacen sacártelos al llegar”.
Paréntesis. El uso de tapabocas en empresas que trabajan con personas sordas va a dificultar enormemente la comunicación, ya que la lengua de señas es una lengua gesticulo visual, que depende de las expresiones faciales. Diversas organizaciones sociales y el colectivo de las personas sordas sostienen que es necesario el uso de tapabocas transparentes.
La situación también cambió radicalmente para él y su familia en casa. “Esto cambió mi estilo de vida. Al llegar a casa, lo primero que hago es dejar los zapatos y la ropa afuera y entrar a bañarme. También uso hasta cinco tapabocas, uno por día, cada vez que salgo a trabajar para cumplir con las medidas sanitarias, ya que yo salgo a trabajar, pero mi esposa no está trabajando hasta nuevo aviso. Se queda en casa”.
Teletrabajo y TI
Darío, en cambio, está en la modalidad de teletrabajo desde el inicio de la cuarentena. Él trabaja en una empresa de soluciones de información como tester. Su trabajo consiste en testear o sea probar aplicaciones y encontrar errores.
Si bien las condiciones cambiaron, para Darío el trabajo desde casa no tuvo mayores complicaciones. “Estoy trabajando desde casa, me adapté muy bien a las tareas y me siento muy cómodo.”
Paréntesis. El teletrabajo cambió la dinámica para muchas personas. Es posible que para algunas personas en situación de discapacidad la dinámica familiar y social se vea afectada. La supervisión de los jefes también juega un papel importante ya que implica un monitoreo diferente, para lo cual es posible que deban implementarse ajustes razonables.
Darío comenta además que la situación actual le ha llevado a considerar realizar alguna capacitación de mejoramiento profesional en el mediano o largo plazo en el área de Testing de Software.
Paro total y con ganas de volver
León, por otro lado, se encuentra en seguro de paro total desde el inicio de la cuarentena. Es anfitrión en un local en un shopping. Trabaja recibiendo a los clientes, derivándolo a los distintos vendedores y tratando de fidelizarlos con los encartes o mailing de la empresa.
Si bien el paro forzoso lo obligó al confinamiento en casa, no dejó de realizar actividades. “Empecé a estudiar en marzo cursos online a distancia en una reconocida institución educativa de informática. Estoy muy convencido que es una inversión al futuro el tener que abonar cuota para la educación y para posteriormente ser profesional de informática. Tengo también cuatro cursos complementarios: Análisis de datos, Word, Excel y analista de Sistemas que es una carrera de 3 años y voy por el primer año programador web.net”.
Paréntesis. El confinamiento pone de manifiesto otras realidades que afectan en lo emocional. El miedo al contagio y la incertidumbre ante la situación actual influyen en el estado anímico de las personas.
Aun así, comenta que está ansioso por volver a trabajar. “Quiero volver a trabajar lo antes posible. Pero con las condiciones sanitarias necesarias. Extraño mucho a nuestro equipo de trabajo”.
Administrando el tiempo y el dinero
Otra realidad que no escapa del coronavirus es la de Verónica. Ella trabaja en una empresa que provee servicios de pagos con tarjeta de crédito a los comercios. Es auxiliar administrativa.
“Me encargo de atender llamadas, recibir proveedores, reposición de los insumos para todo el personal, ingreso de datos en sistema y envío de sobres a todo el país realizando las gestiones que correspondan en cada caso”.
Actualmente se encuentra realizando medio horario, en acuerdo con la empresa, ya que, al no cumplir con la antigüedad, no pudo ir al seguro. “Con el tema del COVID-19 estamos haciendo medio horario. En realidad, rige el seguro especial, por el tema de la pandemia, solo que en mi caso no aplica por la antigüedad”.
Paréntesis. Muchos trabajadores y trabajadoras en situación de discapacidad, por no cumplir con la antigüedad laboral, han sido desvinculados de diferentes empresas, enviados al seguro de paro o quedado en situación de desprotección al aguardo de un posible retorno. Desde la Fundación se está trabajando con diferentes responsables de gestión humana y supervisores de personal para encontrar soluciones que permitan garantizar los puestos de trabajo.
Con la emergencia sanitaria, su realidad cambió radicalmente. “La situación actual ha modificado el aspecto económico ya que debo ajustarme al ingreso que me toca y administrar tanto dinero y tiempo en maneras distintas. También en la parte social ya que veo con menos frecuencias a personas cercanas aquí en la ciudad.”
Desde la Fundación seguimos y seguiremos trabajando por la inclusión social y laboral de las personas en situación de discapacidad. ¡Visibilicemos la realidad de los/las trabajadores en situación de discapacidad!